Mis bisabuelos por parte de mi abuela materna llegaron a Uruguay en el barco llamado Arlanza. Llegaron aquí sabiendo que este era un país de libertad, trabajo y calidez. En Europa ya se vislumbraba una guerra que llegaría en pocos años.
Mi bisabuela tenía 9 hermanos, quedaron huérfanos de padre cuando mi bisabuela tenía 9 años. Se vieron ante la necesidad de trabajar para poder mantenerse, primero llegaron al Uruguay 2 hermanos y una hermana; el resto de la familia quedó en Polonia.
Mi bisabuela era de un pueblito chiquito cerca de Belz, Galicia. Siempre se mantuvo unida la familia a pesar de la distancia. Se aclimataron enseguida con sus vecinos uruguayos.
Mi bisabuelo llegó sólo al Uruguay, proveniente de un pueblo llamado rava-ruzca, también en Galicia. El no tenía familia aquí, pero si amigos con los cuales compartía la comida y la vivienda. Al comienzo trabajó recorriendo el interior del país, vendiendo todo tipo de mercadería que llevaba en un canasto. Un día le presentan a mi bisabuela y se casan.
Ella cocía y hacía los quehaceres de la casa, posteriormente mi bisabuelo trabajaba comprando máquinas de coser usadas que arreglaba y vendía.
Iba a los remates y compraba todo tipo de artículos que también vendía.
Ambos formaron una familia muy unida de la que nacieron mi abuela y mi tío abuelo; seguían las tradiciones judías, para que los hijos cuando crezcan puedan seguir sus enseñanzas y sus principios morales. Trabajaron duramente y la vida no le fue nada fácil. Igualmente trataron que sus hijos tengan una niñez feliz. Mi abuela recuerda paseos al parque Rodó, al prado, una función de teatro, o cine en idish.
Lo que mi abuela más resalta de ellos es su calidez, su honestidad y su vida de trabajo.
domingo, 19 de octubre de 2008
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